LECTURA CREATIVIDAD DE NIKERSON
LA CREATIVIDAD es un
conjunto de cosas que suceden a diferentes niveles dentro de cada individuo y
en sus relaciones con el entorno. Por un lado, tiene mucho que ver con una
serie de CAPACIDADES CREATIVAS de cada persona, pero también con ciertos
estilos de pensar y abordar las situaciones creativas e
n sí (que suelen denominarse ESTILOS COGNITIVOS) y una serie de ACTITUDES que permiten el pensamiento y la acción creativa. Nickerson y sus colegas (citado en la entrega anterior) proponen un cuarto componente: Las estrategias; pero aquí no las consideraremos debido a que creemos que éstas son elementos operacionales específicos derivados de las otras tres, y hablar de estrategias generales de promoción y ejercicio de la creatividad sería limitar y reducir el campo a un abanico de tareas que no son extrapolables a la diversidad de expresión humana).
n sí (que suelen denominarse ESTILOS COGNITIVOS) y una serie de ACTITUDES que permiten el pensamiento y la acción creativa. Nickerson y sus colegas (citado en la entrega anterior) proponen un cuarto componente: Las estrategias; pero aquí no las consideraremos debido a que creemos que éstas son elementos operacionales específicos derivados de las otras tres, y hablar de estrategias generales de promoción y ejercicio de la creatividad sería limitar y reducir el campo a un abanico de tareas que no son extrapolables a la diversidad de expresión humana).
Entonces: CAPACIDADES, ESTILOS COGNITIVOS Y ACTITUDES conforman
las Tres Esporas de nuestra receta mágica, las cuales, como toda espora,
requieren de un entorno propicio para que pueda prender y germinar su potencial
(sobre todo: contagiar). Además, cada espora se relaciona e interconecta con
las demás en los insondables universos de la mente y su contexto.
Para hacer más comprensible el largo listado que sigue,
acompañaré cada componente con ejemplos concretos que considero ayudarán a
ilustrar el enigma (cabe aclarar que cada ejemplo bien puede ilustrar el
conjunto de esporas, aunque aquí trataré de destacar elementos distintivos de
cada uno. Además, me baso en casos paradigmáticos que para nada excluyen los
ejemplos cotidianos que tenemos a la vuelta de la mesa en nuestra propia casa y
a lo largo de todas las culturas del globo). Los acompaño con vínculos por si
quieres la paciencia te da a aventarte un clavado a cada uno de ellos, ya sea
picando la foto o dándole en los subrayados de abajo. Ah, y utilizaré
abundantes referencias a los testimonios que Gardner recaba en su libro “Mentes
Creativas” (citado en el artículo anterior), ya que son muy pertinentes para
ejemplificar cada elemento.
PRIMER ESPORA: CAPACIDADES
• Imaginación y
percepción novedosa: la creatividad parte de nuestra capacidad mental de
abstraernos de la realidad y concebir nuevos mundos, visualizar cosas distintas
y generar nuevas ideas.
Fluidez
ideacional: se trata de la “capacidad de producir una gran cantidad de
ideas apropiadas con rapidez y soltura” (Nickerson, 1997; 112). Todos somos
capaces de generar ideas, pero con la práctica podemos legar a plantear más de
una idea pertinente para afrontar una situación en particular.
Asociados remotos: esta es un de las
cerezas del pastel, ya que tiene que ver con la recuperación y asociación de
información de contextos que normalmente se consideran independientes o
alejados (es decir, “remotos”) del problema en cuestión. Por ejemplo, muchos
verían lejana e improbable la relación entre llantas de coches y los edificios,
pero a Michael Reynolds, arquitecto estadounidense, se le ocurrió que éstas
eran los ladrillos ideales para construir la vivienda del futuro.
• Intuición: se trata de
habilidades no estructuradas racionalmente, pero que nos permiten para ubicar,
comprender y desenvolverse en diversas situaciones. Es un rasgo Sherlockhomesco
presente en nuestra experiencia cotidiana: “me late que va por ahí”, “me late
que podría funcionar”, “me late que no”. Mucha intuición tuvo que tener Héctor
Berthier para crear una de las experiencias más innovadoras de trabajo con
juventudes urbanas, EL CIRCO VOLADOR, en donde los paradigmas existentes de
expresión juvenil se quedaban (¿se quedan?) cortos frente a este tipo de
acciones.
• Dominio del
campo: aquí llegamos
a la capacidad de manejar lenguajes, técnicas o procedimientos de alguno o
varios campos disciplinarios específicos. Pues sí, es difícil que se cree algo
novedoso en un ámbito que uno no practica. En este sentido, la creatividad sí
está relacionada con el oficio: el oficio de pensar, de hacer música, de pintar
o bailar, sin impedir que se pueda crear algo novedoso en varios campos
distintos, a la Da Vinci.
• Pensamiento
crítico: resulta muy
necesaria la capacidad para identificar, caracterizar y seleccionar la
información relevante del problema en que estemos (o del entorno que rodea
nuestro quehacer), para poder así discrepar de las opciones existentes y
generar nuevas posibilidades
• Capacidad de identificar y resolver problemas: otra de las
cerezas más dulces de nuestro pastel es la capacidad para identificar problemas
donde otros no lo ven, y plantear posibles soluciones pertinentes
• Aprovechamiento de la limitación de recursos
disponibles: una capacidad clave que potencia el desarrollo creativo
es sin duda el aprovechar al máximo los recursos con que uno cuenta (por lo
general limitados) en una determinada situación. La creatividad casi siempre
surge de la escasez, como Cuba nos ha enseñado desde hace ya cuántas décadas.
• Sensibilidad para valorar la creatividad de
otros sujetos y colectividades: según dicen los que dicen que saben, los individuos más
creativos por lo general aprecian las aportaciones creativas de otros y las
incorporan a su acervo de experiencia creativa.
Flexibilidad: se refiere a
la capacidad de modificar métodos y estrategias elegidas en cada proceso, es
decir, no casarse con procedimientos fijos sino estar en constante búsqueda de
herramientas que nos permitan lograr lo que buscamos. Con frecuencia, como
veremos más adelante, los logros creativos inclusive se dan por accidente, y
depende mucho de nuestra flexibilidad a aceptarlo el grado en que lo
capitalicemos a nuestros fines
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